jueves, 4 de septiembre de 2008

Misterios I


Los árboles indicaban que la brisa era tenue. Aquella mañana se disponía a salir - como todas las mañanas- de la casa, cuando recordó que no se había lavado los dientes. Reculó hacia el baño y allí misteriosamente le esperaba un ópalo noble bellísimo, con diferentes colores. Un rayo de luz entraba por la ventana dando brillo a la habitación. Ese día llegó tarde a trabajar. Cogió el ópalo con su mano y se dirigió a su rincón, así llamaba a la habitación donde podía desaparecer para el mundo, encendió el ordenador y entró en google. ¿Qué era esa maravillosa piedra?. Un mineral. Contiene uranio y por eso brilla, ¡Qué asombroso! pensó, luego apagó el ordenador y continuó con su monótona vida..."Me voy a trabajar".
En el trabajo, fugazmente, se acordaba del ópalo, pero hoy Héctor, el jefe, estaba con un mal humor anormal en él. Tendría que quedarse una hora más en la oficina. Buscaba por todos lados "informes" que no había solicitado. Rebuscaba en los escritorios y gavetas esos dichosos informes. Por fin llegó a su casa, directa al rincón...¡El ópalo había desaparecido!

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