lunes, 29 de septiembre de 2008

¿Misterios III?


En frente del espejo, Teresa se prueba sus vestidos, uno tras otro. Mientras, Héctor, se dirige a la joyería, allí se encuentra un colgante, unos pendientes y un anillo hechos de ópalo noble, "cinco años de casados lo merecen" piensa mientras imagina la cara de su bella esposa viendo el regalo. Lleva unos días un poco rara pero supone que será por el aniversario.
Strangers in the night suena en toda la casa cuando Teresa recuerda el ópalo, no concibe como pudo desaparecer de la misma manera que apareció, fugazmente. "Se lo contaré esta noche a Héctor" dice en voz alta mientras siente un gozo enorme, pues estar sola, con tiempo y espacio para ella misma, no es habitual. Cuando vivía sola sí que disfrutaba, llegaba a su casa, encendía el equipo de música y dialogaba consigo misma. Hoy recuerda esos días y disfruta de éste como si fuera uno de aquéllos.
Se mira varias veces al espejo y queda maravillada, se ve guapa, se siente guapa, es guapa. Suena el teléfono, "¿si?...hola cariño...sí, estoy lista...vale, perfecto...hasta ahora mismito". Vuelve al cuarto, frente al espejo, para pintarse pero no lo hace porque, como he dicho antes, se siente guapa y una base más oscura no va a mejorar lo que de por sí es bello.
Héctor toca el portero, Teresa contesta que ya baja. No pasa ni un minuto cuando la ve bajar con ese vestido rojo que tanto le gusta, sus piernas largas y suaves finalizan en unos zapatos de aguja negros charol. Sonríe contenta, sabe el efecto que ha causado. Mira a sus labios y los besa.
En el coche no paran de reír, cantar y parlotear. Son felices pero de esas pequeñas cosas ningún humano se da cuenta, como no son palpables...
Al llegar al restaurante Héctor se baja del coche primero y le abré la puerta a su dama. Ella no para de reírse "Cariño, la galantería es ñoñería, hasta incluso machismo". Se intercambian los papeles,ahora es Héctor el que esboza una sonrisa y mirándola le dice "otra vez con el machismo. Yo me pondría en el suelo para que no mojaras tus zapatos con un charco...¿eso es machismo?". A lo cual responde Teresa, "jajajaja, tú lo harías para verme las bragas". Entran al restaurante radiantes, las mejillas de ambos llenas de color, los ojos brillantes y una sonrisa de oreja a oreja. Piden la mesa que había reservado él hace ya un par de días, se sientan y allí mismo, sin esperar un segundo más, Héctor saca un estuche, se lo tiende a su mujer y ella lo abre, "es...es...es el ópalo". Él la mira y se da cuenta quien le quitó el ópalo de la cartera, "otra vez tu sonambulismo".

lunes, 8 de septiembre de 2008

En tu conciencia queda


Hoy iba a escribir el desenlace del relato corto pero leyendo El País de ayer, un artículo titulado "La recuperación de la memoria histórica", ha vuelto la indignación a mí, por todas esas personas que dicen ser "democráticas" (no creo mucho en el uso de ese término) y, lo más importante, creen ser personas bondadosas. Sin embargo, están en contra de una memoria histórica porque son simpatizantes de un partido que está en contra de ello. (Con perdón, hijos de p..., y ¿si hubieran sido sus padres, sus hermanos, sus hijos, en definitiva, sus familiares?. Querrían que el fascista, falangista de su familiar estuviera en el hueco destinado para que le coman los gusanos. No en una fosa común de vete a saber donde.)
Me parece de lo más rastrero, egoísta e inhumano no empatizar con esas personas. Que no piden juicios, aún sabiendo quien es el asesino. Lo único que quieren es cerrar una herida.
Como oí una vez, la transición no llegará hasta que haya una memoria histórica. Hasta que en España se diga la verdad. "Vivimos una dictadura fascista" que lo digan todos los políticos españoles. Porque aunque el abuelo de un "pepero" fusilara a un jornalero con pensamientos diferentes (porque recuerdo que mataban por pensar diferente, por leer libros filósoficos, hasta por ser poeta e intelectual), el "pepero" en sí, debería sentenciarlo para que toda España tenga claro que los políticos actuales no están de acuerdo con la matanza de ideas, con la matanza de personas y con lo más repugnante del humano, el miedo al diferente.
Cuando alguien de derechas dice que con Franco se vivía mejor, me enfado, me indigno, pero hoy simplemente he llorado. ¿Cómo puedes pensar que con un asesino se vivía mejor?¿Cómo sabiendo que es un hecho verídico, que los mataron y dejaron escondidos en una tierra sin nombre, puedes seguir pensando que no debería haber una ley de memoria histórica? ¿Cómo una gente, sin ánimo de lucro, es capaz de buscar esos "desaparecidos" cuando debería ser el Estado por decreto?.
Si eres de derechas, sabiendo esto, sigues con la línea de los que lideran tu partido (hay otros que si saben lo que es la bondad, la humanidad y la compasión) y no luchas porque cambien esa línea destructiva, cuestiónate tu bondad y tu compasión (lee el idiota de Dostoievski)...En tu conciencia queda.

sábado, 6 de septiembre de 2008

Misterios II


Teresa, ese día, llegó reventada a la cama. Hay días en que parece que cuando más cansado estás, más te cuesta conciliar el sueño. "La lavadora hace un ruido extraño, tendré que llamar a la fábrica. ¿Cuándo caducará la garantía?. La compré hace un año... o dos. Cómo pasa de rápido el tiempo..." Y las minutos siguen pasando y Teresa no se duerme.
En la madrugada, se levanta y va directa a la cartera que, apoyada en la silla, sigue el ritmo del cuco en la oscuridad. Luego, se dirige a la cocina, un vaso de agua que humedezca su seca garganta. Por último, sus pasos la llevan directa al baño. De ahí, a la cama.
Suena el despertador, comienza un nuevo día con sus acostumbradas tareas. Primero, al baño, luego, a la cocina, prepara su desayuno, recoge la loza utilizada para la cena. Ducharse, vestirse, pintarse, perfumarse. Ahora lo mismo pero con el cuarto. Lista. No. Se ha olvidado lavarse los dientes... Coge el coche dirección al trabajo, gps mental conectado, calle Olivares nº3.
Héctor lleva un día muy tenso. Tiene un mal humor exagerado. Por la tarde desaparece una hora, cuando vuelve regresa con una sonrisa, menos mal, se ha dado cuenta que el sol brilla en su altitud.
A última hora, Héctor levita hacia el escritorio de Teresa y le invita a cenar. Ella encantada, acepta.

jueves, 4 de septiembre de 2008

Misterios I


Los árboles indicaban que la brisa era tenue. Aquella mañana se disponía a salir - como todas las mañanas- de la casa, cuando recordó que no se había lavado los dientes. Reculó hacia el baño y allí misteriosamente le esperaba un ópalo noble bellísimo, con diferentes colores. Un rayo de luz entraba por la ventana dando brillo a la habitación. Ese día llegó tarde a trabajar. Cogió el ópalo con su mano y se dirigió a su rincón, así llamaba a la habitación donde podía desaparecer para el mundo, encendió el ordenador y entró en google. ¿Qué era esa maravillosa piedra?. Un mineral. Contiene uranio y por eso brilla, ¡Qué asombroso! pensó, luego apagó el ordenador y continuó con su monótona vida..."Me voy a trabajar".
En el trabajo, fugazmente, se acordaba del ópalo, pero hoy Héctor, el jefe, estaba con un mal humor anormal en él. Tendría que quedarse una hora más en la oficina. Buscaba por todos lados "informes" que no había solicitado. Rebuscaba en los escritorios y gavetas esos dichosos informes. Por fin llegó a su casa, directa al rincón...¡El ópalo había desaparecido!